Estudiante: He llegado a un punto en el que cerrar los ojos y abrirlos es lo mismo; ha ocurrido una desidentificación con todo, el cuerpo aparece dentro, desapegado junto a las sensaciones y las cosas del mundo. Tengo la sensación de que no tengo nada más que hacer, porque todo «hacer» es realizado dentro de la meditación, todo se hace en mí y yo soy a su vez el contenedor de todo. Yo no hago nada. Si bien es liberador, aparece frialdad, nostalgia, pues es como morir. ¿La historia acaba aquí?
Sesha: La frialdad no es el fin del camino. La desidentificación con el cuerpo ha de seguir al discernimiento que aflora a la luz de la identificación con lo Real, con Brahman. La desidentificación mal entendida puede llegar a ser un simple aliciente a la displicencia. Aprovechando tu desidentificación busca la base esencial de lo que tu mente advierte y de lo que tu cuerpo experimenta. Busca la esencia-consciencia que subyace atrás de la simple lluvia o de los grandes soles. Es allí donde verdaderamente encontrarás la libertad.
Estudiante: He «arribado» a estados de paz en los que todo parece perder su importancia. Podría decir que el mundo «desaparece», no literalmente por supuesto. Ese estado me da miedo porque parece indiferente hacia lo que ocurre a nuestro alrededor. Es un «nada importa» que me hizo retroceder. ¿Podría darme una orientación al respecto?
Sesha: Debes buscar la simetría externa de tu estado interior. Fuerza la atención a detectar los objetos sensorios; debes salir al mundo y conocerlo tal como lo hacen los niños. No te quedes adentro de ti, pues acabarás aislándote del mundo. Acostumbra tu sistema nervioso poco a poco a percibir el mundo y estar en él. Podrás llegar a mantener tu estado de paz realizando toda acción.
Estudiante¿Cómo podemos volver a ser niños?
Sesha: Volver a ser niños lo interpreto como adquirir nuevamente una mirada inocente para con la vida. Observar el mundo sin intervenir con la voluntad es la mejor forma de sencillez e inocencia.