Para el Advaita la conciencia es una actividad integradora de información, similar a la pantalla de cine donde se proyecta la información lumínica de una película. Usted puede observar fácilmente los rayos de luz que salen del proyector y atraviesan la sala de cine sobre su cabeza. Podrá advertir su resplandor pero no podrá saber qué imagen esconde dicho brillo hasta que la pantalla de cine integre todos los fotones que la impactan.
Cada escuela de psicología enumera cualidades propias de la conciencia con las cuales establecen su propia teoría. Para el Advaita, la conciencia es la base de la cognición No-dual, y se define como un simultáneo saber y saber que se sabe. El cómo la conciencia se asocia a la mente y aun así no se trasforma en otra cosa, es elemento de estudio complejo. Sin embargo, es posible, gracias a la atención presencial, que la ausencia de contenidos mentales pueda ser detectada por la misma conciencia, tal como el agua de la esponja puede estar tanto dentro de sus poros como fuera de ellos.
La esencia de la atención y de la conciencia es la misma. Ambas ideas son sinónimas y suele definirse a la atención como el aspecto dinámico de la conciencia, y a la conciencia como la capacidad de infundir saber. Concienciar es saber.
Pareciera que la atención es maleable a la voluntad personal, pero ello es un error. Sin importar dónde quieras disponer la atención, ella conocerá; pero puedes no disponer de tu voluntad, como es el caso de fantasear, y también la atención infundirá saber al desorden que la mente presenta en forma de fantasía o sueño.