Efectivamente. Pero existe una marcada diferencia entre la Concentración y la Meditación, pues ambas son experiencias No-duales. Imagina que el océano es la Concentración y el espacio es la Meditación. El océano tiene límites, tales como las playas, su misma superficie y el fondo marino. Cada gota que compone el océano no se diferencia de las restantes, pues la masa oceánica parece un continuo de agua. La Meditación es como el espacio, que no lo contiene ninguna frontera, pues él mismo es la base dimensional de toda frontera.
La información que constituye la Concentración es conocedor y conocido envueltos en el mágico manto No-dual. Pero existe una frontera básica: la memoria inconsciente. Para integrar toda la información existente se requiere anexar elementos que hacen parte de los más oscuros y complejos universos mentales. La ruptura que permite abrir el campo mental e integrar la suma de todo lo existente es lo que lleva a la Meditación.
Por eso suele siempre hablarse en la experiencia meditativa de una explosión, de una expansión. Incluso se usa erróneamente la palabra “expansión de conciencia”. El instante de ruptura de la individualidad y el paso a la integración que termina con la adquisición de lo absoluto se logra tan solo en un instante; el viaje a la completa infinitud y la integración de todo lo existente también puede realizarse casi de forma instantánea.