Afianzada en la Observación Exterior de manera espontánea, la atención abre paso a nuevas formas de cognición. Mientras que en la Observación Interior los objetos cobran una textura mucho más viva y el sentido de tiempo y espacio cambian, la atención afianzada en el mundo exterior da un vuelco que permite observar el mundo desde una nueva y maravillosa perspectiva: la No-dual.
La Concentración Exterior no requiere la experiencia previa de la Observación Exterior; sin embargo, el umbral de ingreso al estado No-dual es más viable desde un escalón más cercano, tal como subir por una escalera ofrece más comodidad si se hace el movimiento de ascensión desde el paso anterior al siguiente.
Un giro profundamente interesante que ocurre en la Concentración Exterior es el relacionado con la nueva simultaneidad de objeto-sujeto que conoce el mundo exterior.
En la Observación Exterior se hace evidente la presencia del objeto mientras que la del sujeto se desvanece. Cuando la Observación Exterior es firme, ocurre un giro de la conciencia desde el objeto hacia él mismo. El objeto, o la fracción del campo de cognición que se está estableciendo, asume el rol de conocerse, es decir, adopta simultáneamente la opción de ser sujeto de cognición. Lo que se llama yo dejó de experimentarse en la Observación Exterior; ahora nace un nuevo tipo de testigo desde el propio giro de conciencia que imprime la existencia del objeto. El objeto es ahora objeto y a la vez sujeto, ello simultáneamente.