Estudiante: Cuesta esfuerzo mantener tanta quietud.
Sesha: No, ha de ser un acto de comprensión limpio. Si lo envuelves bajo los ropajes del “querer comprender” o del “querer estar atento”, ello no funcionará. La irreductible fuerza de saber se hace evidente. Eso sabe y se sabe, simultáneamente. No busca quién está primero en la percepción, si el sujeto o el objeto, porque ello se reconoce siendo simultáneo en la cognición.
El objeto esencial de la meditación es ese acto de comprensión puro y carente de dualidad objeto-sujeto. Eso es todo lo que hay, lo demás no existe. Lo demás, la dualidad, va cabalgando sobre dicho fluir consciente y no-dual, haciendo que alguien crea que comprende, haciendo que alguien crea ser comprendido.
Estudiante: Es muy liberador que solo exista Eso.
Sesha: Sí. Pero dicha experiencia no es diferente de todo lo demás. Y solo Eso lo sabe. Solo Eso es capaz de no conflictuarse percibiéndose simultáneamente a Sí mismo y a todo lo restante. Solo una percepción simultánea no genera conflicto entre lo Real y lo ilusorio. Esta percepción no-dual es liberadora.
Estudiante: He vivido eso, ya se insinúa en mí.
Sesha: Hay un trasfondo vivo, que permanece en silencio, atento y en quieta observación, ¿lo notas?
Estudiante: Sí. Pero, ¿reconoces eso en mí a causa de la entrega de la que hablamos antes?
Sesha: No importa, porque puedo verlo en ti. Lo importante es tu experiencia, tu saber.
Lo paradójico consiste en que eso no lo sostiene nadie, en que eso se sostiene a sí mismo. Es un misterio. El truco consiste en permitirle retroalimentarse a sí mismo y adquirir inercia. Como una especie de alud que, a medida que se va deslizando en la pendiente, va aumentando su tamaño. La inercia de la cognición presencial, con el paso sostenido del tiempo, empieza a erradicar el sentido de la duda, el sentido del gusto, el sentido del disgusto, el sentido de la meta en la percepción, el sentido de la tristeza, la angustia, todo se va liberando. Ello lo va consumiendo. La comprensión lo consume todo por la simple condición de que Eso sabe. Desde allí es muy fácil la desidentificación con la mente y el cuerpo.
Ese estado de control, alimentado por la inercia de la atención al presente, es lo que le permite inicialmente a un estudiante llegar a ser discípulo, lo que finalmente le proveerá el discernimiento suficiente para entender qué es lo Real.