Cuando la mente y sus contenidos inician el proceso de reconocimiento del mundo e intentan emitir juicios de valor sobre la realidad de estos, se pone en movimiento una serie de engranajes que pueden interpretar lo conocido de diferentes maneras. La cognición y la interpretación del mundo que advertimos tienen innumerables variantes. Occidente ha encasillado la cognición en un exclusivo prototipo de funcionamiento al que denomina “dualidad”; dentro de este modelo dual la cognición se advierte exclusivamente conformando los estados de conciencia denominados “vigilia” y “sueño”. Tanto en vigilia como en sueño es claro en la experiencia consciente detectar que sujeto y objeto son diferentes. En estos mundos, tanto conocedor como conocido se experimentan diferentes el uno del otro, hasta el punto de clasificarse la realidad dual como “material” e “ideal”.
Dependiendo de que en la cognición aparezcan otras fracciones de la mente no estudiadas en Occidente, es posible advertir la existencia de un ordenamiento diferente de la realidad. Este nuevo ordenamiento se ejemplifica en el Advaita a través de la aparición de tres nuevos estados de conciencia de los cuales uno es aún dual y los dos restantes son no-duales; nos referimos a los estados de Observación, Concentración y Meditación.