Todos los contenidos mentales tienden a permanecer siendo lo que son debido a la inercia que opera en ellos, pero la movilidad de sus fronteras hace que al mismo tiempo estén continuamente cambiando. Todo se mueve en el proceso cognitivo porque la inercia se transforma en umbral y el umbral en inercia, es decir, las percepciones, cualquiera que ellas sean, están sujetas a una continua inestabilidad. Sin embargo, en ese proceso de cambio nada se pierde ya que simplemente todo se transforma, luego también es válido decir que, desde cierta perspectiva, las cosas son estables.
Este permanente proceso de transformación de los objetos en algo diferente en el que, sin embargo, perdura la apariencia de los contenidos de ser “algo”, es el que hace evidente que las cosas “son”, pero al mismo tiempo “no son”. Basta que se dé un cambio en la condición de la cognición para que este salte a ser representado de otra manera, con su correspondiente y relativa estabilidad y continuidad. Sin embargo, por estar dotado el nuevo concepto de inercia y fronteras definidas, se está potencialmente sujeto a un nuevo y continuo estado de cambio. Por eso se dice que este mundo es ilusorio, una maravillosa ilusión en la que todo es verdaderamente falso y falsamente verdadero.