Adyarupa es la errónea apreciación cognitiva que emerge en la mente de cualquier individuo cuando al procesar la información de la percepción se incluye al “yo” como elemento partícipe de la misma. La consecuencia de dicha sobreimposición es la dualidad observador-observado, atestiguados como eventos independientes y con realidades diferentes una del otro.
La desobreimposición o desidentificación de la realidad con la irrealidad, denominada en sánscrito apavada, consiste en impedir la aparición de la actividad ahamkara, yoidad, en el proceso cognitivo. Cuando dicha actividad despersonalizadora opera, la Conciencia asume un rol que en vez de alentar una realidad diferenciadora y dual, ilumina una actividad no-dual, esto es, una actividad donde lo conocido no se experimenta diferente de quien conoce.
Desde la perspectiva del Advaita el universo nunca ha dejado de ser consciente ni real, simplemente ha asumido una falsa representación cognitiva a causa de una sobreimposición en la percepción. La solución: desobreimponer, es decir, retirar el sentido del “yo” de la cognición. El “yo” es un mecanismo que trastoca la realidad e imprime un sesgo de diferencia en la cognición.
La razón de ser de la mayoría de las escuelas de pensamiento metafísico orientales como el Taoísmo, el Budismo o el Zen, es la de lograr desentrañar la esencia de la realidad mediante la adecuada percepción del mundo. Cada tradición ha enfrentado la problemática de una manera diferente, sin embargo el resultado de todas ellas es algo similar: la desidentificación egóica en la cognición, un proceso que erradica la inestabilidad de los objetos del mundo y nos acerca a una percepción más estable del hombre y del universo.
Desde la perspectiva del Advaita, solo la actividad despersonalizada en la acción y en la cognición nos permite reconocer la verdadera identidad del individuo: un universo donde el individuo y la materia son tan solo sustancialidad de una esencia consciente no-dual que trasciende todo excepto a ella misma.