En la tradición hindú se estableció una estratificación social en forma de castas a fin de habilitar una regulación natural que sirviera de guía a las personas para su elevación espiritual en función de su peculiar naturaleza.
Se suele decir que la casta kchatrya se forja interiormente a través de la voluntad, del esfuerzo y la disciplina. Serían sus cualidades principales la dignidad ante el dolor, la nobleza ante el sufrimiento, el compañerismo, la impavidez ante la muerte… Diríamos que, en un sentido más perspicaz, el kchatrya es diestro en el arte de la entrega, específicamente de la entrega en la acción. Por ello se suele decir que es la casta de los guerreros, pues se estima que es en el combate donde las cualidades de un kchatrya afloran de manera más clara y contundente.
Las mismas armas de las que está provisto no son más que la expresión simbólica de algunas de esas cualidades. De entre ellas, destaca el arco como expresión de la voluntad rectamente direccionada. Las otras: jabalinas, lanzas, espadas, que aparecen más detalladas en el Bhagavad Gita, ilustran condiciones asociadas a la comunicación, a la expresión, al contacto, muy propias de la raza aria.