Desde el mundo dual que determina el estado de vigilia de Pensamiento, notamos diferentes al actor y a la acción. Asumimos que la materia que constituye al actor y a la acción evoluciona. Ello ocurre mientras en la mente se advierta el sentido de diversidad que implanta la presencia del “yo” en la operatividad mental. La erradicación del sentido del “yo” en la cognición no desvanece el universo material ni el ideal; simplemente este se advierte a través de un nuevo escenario dependiendo del estado de conciencia que ahora se experimente. Desde el modelo dual las gunas son productoras del universo material e ideal; en cambio, desde la perspectiva No-dual, la gunas son no-diferentes de la conciencia misma. Mientras la ciencia occidental habla de la gran explosión, el Bing Bang, como fuente de la energía base del universo entero, el Advaita expresa que las cualidades primigenias, rajas (actividad), tamas (inercia) y satva (equilibrio), son la base material cuyo orden natural desencadena la creación. El nombre del orden imperante en el desarrollo de la creación se denomina Ishvara, el creador. Ishvara es la inteligencia que rige por completo la creación y las gunas son el pensamiento de Ishvara.
Las gunas son reales, pues son la expresión de la conciencia No-dual, pero a la vez las gunas son inexistentes cuando se cree que ellas existen independientes y por sí mismas, es decir, como eventos no partícipes ni entremezclados con el resto del universo. En el sueño, cualquier evento que allí suceda, es una manifestación de la conciencia del soñador; esencialmente, ninguno de los eventos allí existentes puede plantearse como diferentes respecto al resto. Creer que los eventos realmente son diferentes y evolucionan bajo leyes propias es ilusión, maya. Asumir que maya, la ilusión, es una realidad es producto de agnana, la ignorancia esencial que impide discriminar qué es lo real y qué lo ilusorio.