Estudiante: Siempre se dice que hay que ser inocente como un niño. ¿Puedes explicar un poco más lo que es la inocencia?
Sesha: Inocencia es mirar el mundo sin presuponer nada de él. Contentarte con la experiencia que vives y no buscar nada escondido en ella. Inocencia es mirar con ojos de presente cada cosa.
Estudiante: ¿Cómo introducir a un niño de 8 años en la meditación?
Sesha: La estructura mental de los niños y su sistema nervioso no son equiparables a los de un adulto. La práctica meditativa tendrá que adecuarse a su incipiente madurez y nunca realizarse con la disciplina y esfuerzo con la que el adulto la asume.
Un niño puede espontáneamente entrar en estados de Observación interior o externa. Los estados no-duales propios de la Concentración y Meditación suelen serles más esquivos. El hecho de hacer notar a un niño su forma de cognición es ya de por sí una ventaja que le permite allegar una experiencia que aprenderá a gestionar desde ese momento y durante toda su vida.
No debes enseñarle a un niño a meditar; basta que le muestres el camino que él mismo está viviendo, que ya de por sí su mundo interior es estable. Conocer como padre tu propia mente te permitirá guiar a aquellos a quienes amas.
Estudiante: Mi hija tiene once años y juega con muñecas, inventa amigos imaginarios, tiene cinco o seis, les pone nombres, edad, color del pelo, etcétera. Nunca me he metido en sus juegos, ¿es una actitud correcta? ¿Daría usted alguna recomendación?
Sesha: Bucea en el mundo de tu hija, conviértete en acompañante de sus proyecciones. Indaga mientras lo haces en la fuerza de su invención o en el carácter huidizo que ella recrea. Ella los ve como seres vivos; intenta tú meterte en su mundo y ver en ellos el funcionamiento de su mente. No intentes que sea como tú, primero intenta tú ser como ella.