La ilusoriedad es asumir como real algo que no existe. La ilusoriedad es asumir que el mundo diferenciado tal cual es se sustenta en él mismo, es decir; que la parte se sustenta en la parte. Sostener esta condición y afirmar esta circunstancia es darle pie a que la ilusoriedad tenga sustancia, tenga sustento en algo inválido.
La ilusoriedad se sustenta en que el yo, el ego, existe por sí mismo y evoluciona por sí mismo cuando realmente no es así. Lo que existe realmente es una condición de existencia consciente no-diferenciada cuya base es esencialmente conciencia.
Denominamos ignorancia a la falta de comprensión que tenemos sobre nuestra naturaleza real. Ignorancia también es la errónea certeza de asumir que nuestra naturaleza real es cambiante, que se modifica, cuando en el fondo es algo que siempre es estable e inmutable.
La falta de discernimiento metafísico nos impide comprender qué es lo real, llevándonos a asumir que la representación mental dual que hacemos del mundo o de nosotros mismos es la base de la realidad.
Ignorancia es no saber qué somos, lo que fuimos ni lo que seremos. Ignorancia es asumir las propias certezas mentales como fruto perfecto de un mundo dual inestable.