¿Hay unos requisitos mínimos posturales para la práctica interior?

  • Categoría de la entrada:Sin categorizar

Para algunas tradiciones meditativas la postura es un aspecto muy
importante de la práctica. Parte de la enseñanza zen, por ejemplo, se
sustenta en el control físico que se tiene de los sistemas y en la voluntad
que reside en poder lograrlo. Sin embargo, nosotros buscamos es un tipo de
cognición denominado no-dualidad. Para ello nos basamos en una
meditación sostenida con base a “la atención percibida por la atención
misma”. Desde esta perspectiva la postura pasa a ser algo accesorio. Es
simplemente un soporte superficial que ha de permitir la comodidad
suficiente de no estar pendiente del cuerpo físico, pero no es el objeto
fundamental de la práctica.
En virtud de lo anterior, lo esencial es la actitud mental final de quien
observa el mundo interior. En consecuencia, es posible la obtención del
samadhi en cualquier postura, ya sea ésta sentado, acostado o caminando.
De hecho, no se requiere de una postura especial para lograr el estado
supremo No-dual. En la práctica del samadhi la actitud meditativa es
independiente de cualquier postura, de cualquier gesto y de cualquier
condición física o mental que el individuo tenga, pues el estado No-dual
transciende toda condición.
¿Es importante desconectar los sentidos en la práctica
meditativa interior?
Si no desconectas los sentidos no hay práctica interior. Existen dos
tipos de practicas meditativas sustentadas en percibir el aquí y el ahora,
que son: la práctica interna (es decir, aquella en la que no hay mediación
sensorial) y la práctica externa (la realizada con mediación sensoria). Si
no logras alejar los cinco sentidos físicos no estás en la práctica interna.
Entonces deberás abordar los cánones que implican la realización de la
práctica externa.
De no cerrar los sentidos no podrás absorberte interiormente y
convertir al sujeto de percepción en objeto de percepción de sí mismo. Por
esa sencilla razón, si los sentidos no se desconectan no puedes lograr la
experiencia de la práctica interior.
La práctica interior inicia cuando el mundo externo cesa gracias a la
desconexión sensoria. Seguidamente debes convertir a los pensamientos en
objetos de percepción, distanciándote de ellos. Si estas percibiendo “el
acontecer interior”, notaras que los pensamientos tienden natural y
espontáneamente a deshacerse. Este deshacerse lo aprovechamos para
posteriormente convertir al perceptor en objeto de percepción de sí mismo,
es decir: “convertir a la atención en objeto de atención”.
¿Qué sentido tiene el trabajo cotidiano?
Cuando hablamos de actividad planteamos realmente dos tipos de
acciones que, para el caso y desde nuestra perspectiva epistémica, son
equivalentes: las acciones físicas y las acciones mentales. Las acciones
físicas son aquellas que realizamos cuando los sentidos están activos; las
acciones ideales son aquellas con las cuales producimos actividad mental
mediante los pensamientos y, genéricamente, en todas aquellas
circunstancias mediante las cuales activamos nuestra memoria sin que
intervengan los cinco sentidos físicos. Actuar no es sólo moverse
físicamente, actuar también es sentir, pensar, razonar. Puedes, por lo tanto,
actuar en el mundo interior ideal o en el mundo externo real.
El compromiso de estar vivo implica el movimiento de estos dos
mundos. La responsabilidad que tenemos para poder vivir por un sueldo nos
lleva a que debamos utilizar nuestras condiciones naturales para poder
hacerlo correctamente.
Existe siempre, sin importar qué tipo de acción nos enfrentemos, la
realización de una forma “recta de acción”.
¿Por qué es importante la acción?
La acción es importante porque es la expresión más eficiente con la
cual podemos situarnos de manera correcta ante la naturaleza. Tenemos un
compromiso por el hecho de estar vivos. La acción es la manera en que
pagamos ese compromiso ante la naturaleza. De no actuar no se justificaría
la vida, no se justificaría el compromiso de la convivencia entre las
personas. Por lo tanto, tenemos que movernos y actuar; este compromiso
de vida se da a través de la acción. Sin embargo, debemos aprender a
realizar la acción con destreza, con discernimiento, con rectitud.
¿Cuál debe ser la actitud correcta al realizar la acción?
La actitud más diestra y definida que hay respecto del actuar, es
realizar la acción sin que exista el más mínimo retazo del hacedor; es decir,
hay que retirar el sentido de propiedad de la acción. Sin embargo, existe
otra opción aún más libre, que tiene que ver con retirar el sentido de ser
poseedor del conocimiento, es decir, de la acción mental. He ahí, entonces,
que existe una forma clara de actuar en el mundo externo y en el mundo
interno. Cuando erradicas el sentido de yoidad de la acción y del
saber, entonces logras la libertad.