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Focalizar la atención

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Estudiante: Al realizar la práctica meditativa externa me encontré que al exteriorizar la atención y llevarla hacia la fuente de las percepciones, es rápidamente llamada por algún otro estímulo. Por ejemplo, voy caminando sintiendo los pies y de repente me encuentro sintiendo los músculos de las piernas, luego observando el verde del cesped, luego escuchando unos pájaros o el sonido de los autos, y de repente de nuevo los pies, y así sucesivamente. Es como un fluir hacia las distintas cosas que llaman a la atención, pero ¿tengo que dejar que esto ocurra así o tengo que focalizar la atención en una sola impresión por un tiempo prolongado?

Sesha: No importa si los estímulos externos van cambiando, es más, deben hacerlo, ello es normal. Esto no es un problema, como tampoco lo es escuchar el murmullo de un río que constantemente va cambiando. No fuerces la atención, no lo hagas. Salta de un estímulo a otro, no pasa nada. Advierte cómo al leer un libro pasas de una letra a otra, de un párrafo a otro…, nunca se pide que tu atención se quede exclusivamente en una sensación visual. Llegará el momento donde tu mente podrá sostenerse «fuera»1 constantemente pasando de un estímulo sensorio a otro, sin importar en qué orden percibas.

1 El término «fuera» está reservado a la práctica de la meditación externa, es decir, a aquella en donde la atención se proyecta hacia los objetos externos de tal manera que la atención se sitúe en el presente de forma constante. Se diferencia así de la práctica interna, donde la atención se desplaza al interior, al propio perceptor como testigo presencial, mientras los sentidos físicos se desconectan.