Estudiante: Estoy con una especie de crisis de fe. No con el Advaita, sino con la actitud de mi enrevesada mente. Una década de descartes, pinchazos, reinicios… y cuando más encauzada me veía en el «aquí y el ahora», el horror. Alterno el ser consciente de mis procesos mentales con dudar de mi cordura. Llevo un mes “aparcada”. A estas alturas suena absurdo, pero me lo planteo: ¿sirvo para este camino? La única certeza que me sostiene es que, a pesar de mí, esto es.
Sesha: El control de la mente es realmente algo complejo de lograr. Tenemos hábitos establecidos por tiempos sin cuento. Somos el extraño resultado de una realidad que no recordamos. Nuestra facultad histórica apenas da para rememorar eventos de días o semanas. Estamos envueltos en tendencias inconscientes que se entretejen sin nuestro control. Intentar ser dueño de sí mismos no es fácil; se requiere de tiempo, esfuerzo, entrega y, finalmente, aceptación.
Estudiante: ¿Qué me aconsejas cuando veo que mi vida es aburrida?
Sesha: La condición plena de atención impide que emerja el aburrimiento. Una mente atenta puede estar intensamente situada en la acción que realiza. Ello evita que los hábitos mentales conflictivos puedan aparecer y condicionar la cognición.
Estudiante: Cuando en la práctica interior aparece la angustia, sea por cualquier causa, ¿no sería mejor indagarla e identificar su causa que observarla?
Sesha: Mientras realizas la práctica interior no debes dar explicación a la causa de los pensamientos o emociones que aparezcan. La práctica interna define que los contenidos mentales deben desaparecer mientras la realizas.
En otro ambiente, en otro lugar, cuando el presente lo avale, puedes reflexionar e intentar dar la solución que te sugieren los pensamientos; mientras tanto, en la práctica interior, la atención debe aprender a posarse en la atención misma o en la búsqueda del propio perceptor.