La información que constituye el mundo se trasforma pero jamás se deshace. La evolución de los objetos no implica la pérdida de información en ellos. La información histórica que los compone sigue existiendo en los objetos y puede interpretarse conscientemente de cinco maneras posibles sin que los objetos cambien; lo que cambia es la interpretación mental que tenemos de la información que constituye los objetos.
Existen para el Advaita cinco posibles estados de conciencia desde los cuales es posible advertir e interpretar la realidad del mundo; sueño, pensamiento, observación, concentración y meditación. Ninguno de ellos es mejor que el otro; sin embargo algunos de ellos, por su naturaleza, infringen en el perceptor mayor sentido de conflicto psicológico y lo obligan a permanecer en la fluctuación mental que conlleva el extremo del placer y su contraparte, el dolor.
Mientras Oriente analiza cinco estados de conciencia, Occidente apenas advierte dos: sueño y vigilia. El análisis oriental de la mente abarca realidades e interpretaciones que aún Occidente no vislumbra. Asimismo, Occidente ha desarrollado desde el punto de vista científico una descripción portentosa de su peculiar interpretación de la mente dual. Los avances científicos occidentales en neurociencia y otras disciplinas no tienen parangón en la cultura oriental.
Oriente se ha especializado en la búsqueda de un trasfondo metafísico. La cognición misma se llega a interpretar en función de dicha búsqueda. Las culturas orientales no disgregan las islas del saber, como lo hacen la psicología, física y filosofía, sino que intentan agruparlas mediante una experiencia que explique su unicidad. Dicha unicidad se ha logrado plantear gracias al análisis de los estados superiores de cognición. Los estados superiores de cognición tienen la característica de la experiencia No-dual, a diferencia de los estados duales de cognición donde sujeto y objeto se advierten como realidades independientes.
Las culturas orientales han intentado usar la interpretación mental de la acción cotidiana para promover un modelo No-dual de la realidad; así, aprovechando que el ser humano es un ente eminentemente práctico, se busca a través de la acción implantar un modelo de realidad que instaure la experiencia No-dual como eje fundamental de su descripción, entendida la No-dualidad como aquella experiencia cognitiva donde observador y observado existen simultáneamente.