La Observación interna convierte al testigo del vacío de pensamientos en objeto de su propia percepción; la Concentración interior implica la permanencia del sujeto-objeto simultáneo y No-dual; pero la Meditación interior lleva a que el conjunto de todos los potenciales objetos y sujetos no experimentados en el estado anterior sean ahora cognoscibles. El inmenso acontecer de la creación y la sustancia misma que conforma el universo en sus diversos constituyentes ahora se revelan como expresión de la conciencia No-dual.
La Observación externa convierte al universo de los objetos en elementos fundamentales de la cognición; el sentido del “yo”, tal como lo conocemos mientras pensamos, se diluye, dando paso a la vivencia intensa y real de los objetos cognoscibles. En la Concentración externa los diversos objetos que componen el campo que se advierte se reconocen a sí mismos como entes cognoscibles. Así entonces, los objetos del entorno se atestiguan a sí mismos dando origen a la experiencia No-dual externa. Sin embargo, existen innumerables objetos que aún no hacen parte del campo de cognición, específicamente aquellos que están más allá de la frontera sensoria. En el estado de la Meditación externa, toda la información que en el estado de Concentración no se advierte a causa de la limitación de la frontera sensoria ahora se empieza a revelar sumándose a la experiencia No-dual ya existente. De esa manera la Meditación externa inicia la rauda experiencia de integrar al universo entero como una expresión No-dual de la conciencia que lo alienta.
Finalmente, y sin importar por qué vía se logre, las experiencias “dentro” y “fuera” de los estados que llevan a la Meditación se conjugan en la estabilidad misma de un universo cuya existencia total es un flujo No-dual de saber. Así, cuando el universo se integra en su totalidad y la sustancia que lo compone no se diferencia de quien la conoce, entonces emerge la magnánima experiencia del nirvikalpa samadhi. En el nirvikalpa samadhi la realidad se hace partícipe de la existencia firme de una estabilidad absoluta que jamás se altera, ni ante la muerte de un universo ni con el nacimiento de uno nuevo.