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Eres esclavo de tus hábitos

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Tus hábitos te configuran y te condicionan. Reaccionas por condicionamiento ante lo bello, lo inteligente, lo alegre o lo triste. No eres quien decide, son tus condicionamientos quienes lo hacen. Sales a comprar el pan y asumes que eres tú quien decide hacerlo. Pero prefieres sin gluten, de bajo precio, fresco…, no decidiste nada, fuiste directo a lo que la suma de tus hábitos prefiere.

Has creado un monstruo que se alimenta de tu necesidad y, ahora que no te gusta, quieres cortarle la cabeza de tajo. Te aseguro una cosa: él no te dejará hacerlo sin pelear antes. Antes de morir luchará por sobrevivir. Aparecerá en forma insistente queriendo seguir siendo alimentado, al igual que el alcohol en un alcohólico. No padeces alcoholismo o drogodependencia, tienes algo peor: padeces de la obsesión de pensar sin poder controlar lo que piensas, sin poder evitarlo. No te preocupes, de esa enfermedad sufren todos en diferentes gradaciones.

¿Qué hacer? Para empezar, no alimentes más al monstruo; y cuando aparezca no luches contra él, no lo temas, basta con ser consciente de su existencia sin crear identificación personal. Míralo como a una película, a un dibujo animado que busca parecer real sin lograrlo. Aunque recurrentemente venga a tu consciencia, se vigilante y no permitas que te intoxique con su necesidad de vida.

Todos los hábitos y condicionamientos son como tigres de papel: en la espesura del bosque parecen reales a la distancia, pero basta acercarse y tocarlos para notar su indefensión. Das fuerza a tus pensamientos, es tu propio temor de no creer en ti quien cede paso a que ellos tomen las decisiones por ti. Convierte el presente en fuente de tu acción y eso te hará libre.

Paralelamente, sitúa tu atención según los cánones válidos que la meditación expone. Si existe intervención de cualquiera de los sentidos, la atención debe estar en la fuente externa que produce la actividad; si no hay presencia sensoria, entonces reconócete como conocedor y no alientes pensamiento alguno; notarás que de inmediato desaparecen. Así se empieza la práctica que un día desembocará en la Meditación y con ello en la experiencia No-dual.