Tú, como ego, convives exclusivamente con tu propio pasado. Tu “yo” tiene la misma realidad sustancial que cualquier contenido de la memoria. Los límites de la experiencia pretérita son tus propios límites mentales, y es la cárcel sobre la cual se recrea el “yo”. Sitúate en cambio bajo la perspectiva del presente temporal y nota cómo la experiencia que vives en ese instante puede ser traducida únicamente bajo el nombre de “aprendizaje”. Es allí, en la vivencia del eterno presente, donde la realidad se experimenta carente de “yo” y se logra percibir mentalmente el mundo como una realidad no-diferenciada. A su vez, mientras opere la mente bajo la influencia dual, notarás que las cosas son un “algo” con calidad de individualidad tan solo por el hecho de que tu mente opera asociada al pasado bajo el yugo de “nombre” y “forma”, de procesos de cognición exclusivamente dialécticos. Tu “yo” jamás percibe el mundo del presente; tú solamente lo “recuerdas” al interpretarlo como “nombre” y “forma”, es decir, como evocación.
Para ti, las afirmaciones que te propongo son vislumbradas como “muy lógicas” o como “muy probables”. Sin dudar, desdeña la mediocridad que te impide entregarte a la práctica presencial que te sugiero. Atrévete a vivir, aunque sea por un solo instante, lo expuesto, sin preocuparte de las posibles consecuencias que ello genere. Tan solo atrévete a actuar tal como el karma yoga lo sugiere y nota la diferencia.