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El velo de Maya y la No-dualidad

  • Categoría de la entrada:No-dualidad / Mente

Cuando se percibe sin la presencia de Maya, las cosas cobran otro tenor. La percepción queda exenta del sentido de diferenciación.

Cuenta una historia que, cada vez que un yogi entraba en Estados Supremos de Conciencia, el vaikuntha, la morada donde residía la trimurti, Brahma, Visnú y Shiva, comenzaba a temblar. Los Dioses detectaban que en el plano terrestre algún humano estaba a punto de lograr la Liberación y eso provocaba un terremoto en sus planos de existencia. Es una manera de ilustrar la dificultad de acceder a esos tipos de experiencia y sobre todo a la dificultad de asentarse en ellos de modo estable.

Es normal que la experiencia carente de Maya se dé momentáneamente y luego se pierda. La expresividad de esa vivencia es tan terriblemente diferente a todo lo conocido que apabulla. Entonces se dice que desaparece “el velo de Maya”. Desaparece la diferenciación cognitiva entre los objetos y de los objetos con quien los conoce. Los objetos, a la luz de una percepción normal, parecen estar delimitados genéricamente por fronteras asociadas al nombre que se les asigna y por la forma de la que están dotados. Cada evento asume la condición de ser una unidad cerrada, con un nombre y una forma específica. Maya otorga La Realidad a dicha individualidad.

Excepto en el Ártico y en el Antártico, todo está dividido por fronteras entre países. La percepción mental habitual acredita fronteras mediante nombres y formas. Parece imposible ver un objeto sin que este acredite su límite a través del nombre y la forma que posee. Solo conocemos fracciones, categorías. Pareciera que la mente está imposibilitada a ver el mundo carente de pasado y futuro, de dimensionalidad en forma de largo, ancho y profundo, carente de categorías; Maya se esconde en la cognición por doquier, diferenciándola.

Por eso es tan asombrosa la experiencia de la No-dualidad. Asombra ver el mundo cuando Maya se deshace y desaparece su velo. No se descubre alguna categoría. Se ve al mundo sin el velo del fraccionamiento en fronteras, sin el velo de los límites de los Campos Cerrados, y al mirar, escuchar, oler, gustar, tocar, al pensar, recordar o sentir, se comprueba que todo está construido no como acumulación de “unidades” sino como entrelazamiento carente de fronteras.

Maya genera el atributo de que algo “es”, “existe” de forma independiente de los demás objetos restantes. Es creer que el algo “es algo” y que “ese algo” incluso evoluciona entre “otros algos”. Nos creemos dotados de atributos personales, individuales y únicos, como un “alguien” que evoluciona en el espacio-tiempo. Es así como quedamos atrapados en las garras de Maya, encerrados en su velo, en un ciclo indefinido de muerte y renacimiento.

Maya da sustento de realidad a las emociones, sentimientos y pensamientos. La búsqueda incesante de la integración confunde la mente identificándose con ellas. Ni las emociones ni los pensamientos son nuestros. Solo alguien inexistente puede apropiarse de algo que en verdad tampoco existe por sí mismo. Maya otorga el sentido de identificación con la acción y con sus resultados, produciendo la perpetuidad de la propia individualidad.

Cuando se retira el velo de Maya el mundo se experimenta como un continuo de eventos sin fronteras, donde cada evento no es solamente él, sino que es también los demás. Cada evento es una potencialidad de existencia que unida a todas las demás potencialidades de existencia configuran un Todo único entrelazado, constituido por el flujo de la Existencia Consciente.

Maya tiende a reforzarse como un agujero negro que al atraer cada vez más material, aumenta su fuerza gravitatoria. Terminamos prisioneros en la cárcel mental de los hábitos construidos por eones. Desconocemos el placer inmenso que supone no pensar, el placer inmenso que deviene al contemplar, de observar un objeto y no definirlo, de permitir que las cosas sucedan para comprobar en últimas que el Testigo de todo Ello, es Ello mismo.

Por ello se plantea que el Svadharma, el Dharma supremo de todo ser humano, es deshacer el velo de Maya.Se podría decir que salir de ahí es como salir de Matrix, salir de un mundo que se supone que “es” pero que en realidad “no es”. No se trata de escapar del mundo, de un “algo”, sino escapar de un modo erróneo de percepción.

EL PRESENTE

Los orientales plantearon que la forma acertada de experimentar La Realidad, es simplemente percibir lo que está aconteciendo. Así, la suma de todo lo que estamos planteando se resumiría en que, si las cosas son y la percepción se da ininterrumpidamente, la manera adecuada de encontrarse con la realidad de la existencia radica en abocarse al Presente.

El Presente es el único lugar, la única condición cognitiva en la que Maya no interviene. No logra entretejer su red de ilusoriedad porque no puede ni velar la realidad ni proyectar nada en él. Este uno de los mayores logros del pensamiento oriental: encontrar un entorno cognitivo ajeno al velo de Maya. Dado que la operatividad de Maya se expresa por una incorrecta forma de cognición, solo podrá develarse a partir de una percepción asociada al Presente. El Presente impide la aparición de las fronteras de la percepción y con ello cesa la diferenciación cognitiva.

La No-dualidad tiene el poder de borrar toda diferenciación sin deshacer cada objeto ni fusionarlo en una categoría metafísica. La operatividad de Maya tiene su raíz en la creación del virus de la individualidad, cuya naturaleza impregna todo lo que se conoce. Es como la fiebre que invade todo el cuerpo; así, Maya infiltra la percepción en su conjunto.

*Imagen de cabecera: http://Foto de eberhard grossgasteiger: https://www.pexels.com/es-es/foto/paisaje-nubes-fondo-de-pantalla-escenico-12366044/