La acción se parece al papel moneda con el que pagar en un supermercado la comida. El valor del papel moneda lo otorga la condición económica del país junto con la expectativa de estabilidad respecto a los demás países. Al final, el valor del papel moneda es cuestión que no depende ni de ti ni del personaje famoso labrado en él.
Así, de manera similar, funciona la acción. El valor de la acción no depende de ella misma. Tú y el entorno sois quienes determináis dicho valor. La acción parece tener un valor por el mero hecho de que la sociedad de la que hace parte se lo otorga. Pero ve a otro país y notarás que tu papel moneda de poco sirve, al igual que las costumbres que llevas tampoco son reconocidas en los nuevos lugares donde viajas. Asumir que hay acciones buenas y malas implica tan solo fortalecer a quienes crean las leyes morales que las catalogan.