La Concentración Exterior de la que habla el Advaita nada tiene que ver con la concentración psicológica de la que coloquialmente se habla en Occidente. La concentración que frecuentemente las personas realizan en sus trabajos o en las acciones cotidianas tiene que ver con momentos puntuales de lo que el Advaita denomina Observación Exterior.
Cuando la Observación Exterior es intensa, la atención es continua y unidireccional sobre los objetos que acontecen en el mundo externo. Es tan intensa que difícilmente es posible hacer dos cosas diferentes a la vez. Una cosa paradójica que suele ocurrirme mientras escribo, tal como ahora lo hago, es que suelo escuchar música mientras edito los textos. Sin embargo, es común escuchar apenas unos sones de todos los que acontecen durante los cuarenta minutos que tardan la mayoría de las reproducciones musicales. Causa gracia cómo al iniciar la reproducción paso inmediatamente al texto y solo puedo deleitarme con la música unos pocos segundos. Pasado el tiempo de reproducción noto nuevamente el silencio, sin haber advertido ningún otro compás durante dicho tiempo.
Cuando la atención es continua y se sitúa más allá de los sentidos, en los objetos de sensación, entonces ocurre una nueva magia completamente inusual que aparece sin que nadie busque que ocurra: surge la Concentración Exterior.