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El sujeto “dentro” y el sujeto “fuera”

La Figura 1 denota el sistema cerrado que incluye al Sujeto, situado “dentro”, y los Objetos que componen el Mundo Externo, situado “fuera”. La Frontera Sensoria induce diferenciación.

“Fuera” están los Objetos externos: un mundo que fluye en el Presente, en forma de innumerables contenidos, detectados por cualquiera de los cinco órganos de los sentidos. “Dentro” están los Objetos internos, que también fluyen en el Presente y son detectados únicamente por la mente: un mundo con incontables atributos ideales.

Así entonces, los contenidos externos logran apreciarse gracias a los sentidos que sirven de intermediarios a la mente. Los Objetos externos se apresan gracias a las cinco variantes posibles que los sentidos físicos proveen: tacto, oído, vista, gusto y olfato.

Se perciben “dentro” los Objetos cuando momentáneamente el Sujeto se asocia conscientemente a su memoria y relega momentáneamente los sentidos físicos. Tal es el caso de estar ensimismado en cualquier historia fantasiosa mientras la vista, por ejemplo, no reconoce las diferencias de forma y color externas.

Mientras el Sujeto percibe “fuera” a través de cualquiera de los cinco sentidos físicos, la mente interpreta la información proveniente de ellos. Cuando se está “dentro”, el mundo del Sujeto se circunscribe a su memoria; en este caso la mente interpreta y recrea sus propios contenidos. El límite entre “dentro” y “fuera” se funda en la sensación virtual de localización que los sentidos proveen al perceptor.

Al conducir un coche se usa fundamentalmente la vista para reconocer la multitud de Objetos externos alrededor. En ocasiones se reacciona con el tacto, situando uno u otro pie en los pedales para frenar o acelerar. En múltiples ocasiones la atención desvaría alejándose de la carretera. Momentáneamente el conductor se engloba resumiéndose en alguna parte de su memoria. Mientras el conductor, agente de la cognición, hace uso de los sentidos, está “fuera” y, mientras se desconecta de ellos asociándose a los contenidos de la memoria, está “dentro”.

En la práctica de la Meditación, los sentidos crean los límites virtuales mediante los cuales diferenciamos el mundo externo del interno. A causa del limitante de Frontera, el mundo externo es exterior a la frontera sensorial, el mundo interno es interior a la frontera sensorial.

Cuando el practicante de la Meditación está firmemente situado “dentro”, posee una apreciación muy intensa del mundo interior asociada a una frontera que le impide contactar el mundo externo. Reconocerá exclusivamente contenidos internos asociados a su sistema interno cerrado, por lo que el mundo externo pasará desapercibido. Cualquier contenido de “fuera”, cualquier contenido que pueda ser detectado (mientras se realiza la práctica meditativa interior) por los sentidos físicos, como frío, dolor, ruido, hambre, etcétera, son un obstáculo en la consecución de la realidad Meditativa interior.