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El sueño en la práctica meditativa

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Para evitar dormirte en la práctica meditativa puedes emplear varias ayudas. Primero, impedir que la exhalación de la respiración lleve mayor tiempo que la inhalación. Segundo, evitar practicar muy cansado o con el estómago muy lleno. Tercero, busca en tu vida cotidiana la actividad que simbólicamente representa soñar, es decir, advierte de qué huyes en tu cotidianidad.

La fantasía lleva al sueño. Mientras imagines será imposible dormir, pues la intención de tu voluntad para pensar en algo específico impedirá que duermas, tal como es el caso de la inquietud que produce el estrés.

Para dormir necesitas estar muy cansado, que te anestesien o que tu mente cabalgue por la fantasía. La fantasía, junto con una inadecuada respiración, hacen que la conciencia se sustente sobre la garganta en un centro energético denominado vishuda, lo que inducirá el estado onírico. La atención se cobija en la zona sutil de la garganta. El resultado: una maravillosa ilusión que galopa en tu mente como si fuera una vasta realidad. Evidentemente el sueño está constituido de una realidad basada en la imaginación y construida con hilos del inconsciente y material de regiones de la memoria cuyo orden y lógica desconocemos.