La mente es un inmenso caleidoscopio que multiplica las inexistentes fronteras de los objetos asumiendo que son reales. Sin embargo, nada, absolutamente nada de lo que conoces es realmente así. El mundo que conoces es precario de realidad. No ves realidades; detectas ‘nombres’ y ‘formas’, que simulan ser realidades que cambian en el tiempo y en el espacio, diferenciadas por fronteras inestables.
Basta sostener la ausencia de interpretación mental para que evidencies la majestuosidad de quien realmente conoce, basta que por un momento detengas la alocada carrera de sugerir ‘nombre’ y ‘forma’ a lo conocido. Déjate envolver por ‘Aquello’ que ronda en todas partes, por ‘Aquello’ que Sabe, que no tiene ‘forma’ y a Quien no se le puede asignar ‘nombre’. ¿Cuál es la apreciación más inteligente que el Advaita ha entregado a Occidente? La No-dualidad. El concepto de No-dualidad es la idea más profunda, maravillosa e inmensa que ha dado la humanidad. Es el gran regalo de Oriente para Occidente y el mundo.