El Presente muere en el mismo instante en que se define y se delimita mentalmente la región universal de contenidos indiferenciados que fluyen en el “aquí y el ahora”. Mientras no exista frontera alguna, es decir, mientras no sea interpretado mediante “nombre” y “forma” cualquier acontecimiento que está sucediéndose en el Presente, sigue formando parte de la misma totalidad no-diferente cuyo sostén es el Presente. El pasado es Presente retenido mediante “nombre” y “forma”.
Para ser evocado cualquier evento previamente experimentado, debe necesariamente ser trasladado a la esfera de cognición del Presente. El pasado no puede ser experimentado desde su propia naturaleza, no posee cognición propia. El pasado no tiene sostén en sí mismo. A causa de esta circunstancia, los acontecimientos reales y válidos son los que se suceden en el Presente, y de él dependen para ser conocidos e interpretados. El hecho que un Sujeto cualquiera experimente como real la no-totalidad del Presente que fluye y asuma como real una región delimitada de acontecimientos que están sucediéndose se denomina, en el Advaita, Maya o ilusión.
“Los que carecen de Discernimiento espiritual creen que Yo, el Inmanifestado, tengo manifestación en forma visible, pero lo creen porque no conocen Mi naturaleza suprema, imperecedera y excelérrima”
“Por la ilusión de los pares de opuestos, ¡oh Bharata!, que brota de la atracción y repulsión, toda criatura peregrina por el universo enteramente alucinada”
Bhagavad Guita VII, 24 y 27. Annie Besant, editorial Hastinapura, Buenos Aires, 1987.
“Aunque indiviso, entre todos los seres está distribuido AQUEL que es el sostenedor de todos los seres. Él los engendra y Él los absorbe”
Ídem, B.G. XIII, 16. 1