¿Cómo ir al interior? Simplemente advierte el momento en que piensas; esto es, debes darte cuenta en qué instante estás fantaseando o imaginando.
No solemos darnos cuenta que pensamos, lo común es convertirnos en nuestros pensamientos y sentimientos. Es fácil identificarnos con la mente y convertirnos en nuestros propios contenidos mentales. Más difícil es saber, notar, reconocer que pensamos y no identificarnos con dichos contenidos mentales.
El truco es aprender a notar cómo atendemos cosas en las que no es necesario pensar cuando estamos en la vida cotidiana; es en el mundo exterior donde pasamos más tiempo a diario. Si estás sentado practicando meditación interior e imaginas que comes un sándwich, entonces reconoce que lo estás haciendo, debes notar que estás sumergido en tu memoria.
Si, por ejemplo, escuchas murmullos o voces interiores, intenta darte cuenta de su existencia, tal como buscas un objeto costoso que has dejado caer y observas el suelo para encontrarlo. Sé objetivo, percibe interiormente sin inquietud; de esa manera los pensamientos empezarán a ser observables a la distancia hasta que finalmente se desvanezcan.