En la Observación Interior el testigo que conoce el vacío de pensamientos se sitúa físicamente atrás de ese vacío. Hay claramente diferenciados en el campo de cognición “algo que conoce” y “algo conocido”. Lo conocido es el vacío de pensamientos, el conocedor los observa recluido a la distancia y desde atrás.
En cambio, en la Concentración Interior no es posible distinguir una zona donde haya testigo y otra de atestiguado. Todo se mezcla como la sal en el mar, como el viento en el espacio. El testigo ahora recorre lo conocido y lo conocido inunda al testigo.
Imagina estar en un sitio tan oscuro que de igual abrir o cerrar los ojos, de tal manera que estando allí no sabes si los tienes o no abiertos. No sabrás si miras tu interior o el exterior, aunque se parecen ambos. Confundirás la oscuridad con tu oscuridad, no sabrás dónde empiezas ni dónde terminas. Por un momento, todo serás tú y simultáneamente serás el mundo.
Podríamos parafrasear diciendo que eres sin ser alguien, que conoces todo en todas partes. Lo que sí puedo asegurarte es que no encontrarás jamás otra experiencia similar con tal sentido de relax, de tranquilidad, de levedad e intensidad.