El “no-yo” nace cuando el “yo” se diluye en el acto realizado, en el objeto experimentado y en todo el universo circundante. Cuando ello ocurre, se deshace el sentido de dualidad que normalmente se advierte y que en la práctica induce la separación de objeto y sujeto. Esta es una modalidad de vida que seguramente jamás te has planteado pero que puedes advertir si realizas la acción sin sentido de apropiación. Dicha actividad realizada de forma constante prepara tu mente a la aparición de nuevos estados de conciencia, donde el sentido de la diferencia ya no existe.
Toda tradición cultural, al igual que todo ser humano, jamás pone en duda su propia existencia. El error básico de toda cultura y de cualquier individuo surge al pretender forzar que prevalezca el sentido de lo individual sobre la expresión No-dual de la realidad. Si intentas bajo un supuesto erróneo sostener un planteamiento incorrecto de vida, llegará un instante donde te será imposible encontrar respuestas coherentes a la acción realizada bajo dicho supuesto. El límite dialéctico al cual la filosofía y la psicología han llegado tiene que ver con la esfera de los universales, los infinitos y los absolutos, esfera en la cual el Ser convive y donde la existencia tampoco se niega, tan solo se hace inentendible por el “yo”. Por ello, sitúate mientras realizas la acción en el Ser asociado al “no-yo” y experimenta la diferencia.
Cuando se plantea el acto de “ser individual” como el bien esencial, estable y permanente por excelencia, se comete el error más garrafal. Plantear modelos filosóficos y psicológicos desde esta apreciación conlleva a dicotomizar al todo en tantas partes que, en últimas, se intenta entender lo absoluto mediante la fracción. Lo absoluto y la esfera de los universales no son entendibles por la mente del “yo”. El Ser no puede ser entendido dialécticamente pero sí puede ser experimentado por un no-yo.
La correcta manera de plantear el dilema de la ética universal consiste en crear un mecanismo moral que logre relacionar la esfera absoluta y No-dual con la esfera egoística e individual. El elemento propicio para relacionar tales esferas fue desde siempre denominado por el Advaita como karma.