La descripción teórica intenta establecer algo muy marcado en la percepción interna y externa respecto a la atención. Primero debes entender que la atención se posa fácilmente en tres lugares posibles: la memoria, los cinco sentidos y los objetos externos.
La atención, por ejemplo, puede posarse exclusivamente sobre un objeto interno, como ocurre en los sueños o en la fantasía. También la atención asume alternativamente el rol de situarse en la memoria y pasar a los objetos externos. Pero también la atención puede depositarse exclusivamente en los objetos externos, tal como acontece cuando proverbialmente se dice: “estoy concentrado”. Estas tres opciones ocurren cíclicamente, de manera que el juego de la cognición es muy variado.
Estar fuera o dentro distingue cómo la percepción puede realizarse más allá de la frontera sensoria o dentro de ella, en tu interioridad. Así, la verdadera frontera entre los mundos externo e interno son los cinco sentidos físicos. Estar fuera o dentro corresponde a una descripción psicológica espacial. Cuando adviertes desde tu interioridad un objeto externo, entonces notas distancia física y psicológica. Cuando detectas desde tu interioridad la existencia de un objeto interno, notas distancia psicológica entre observador y observado.
Nos hemos acostumbrado erróneamente, cuando estamos fuera, a posar la atención en los sentidos o en el sujeto, y cuando estamos dentro, posamos la atención en los objetos internos y no en el sujeto. Por ello emerge el continuo sentido de dualidad en la mente.
El Advaita establece que la cognición correcta dentro o fuera debe realizarse bajo cánones concretos. Cuando estamos fuera, la percepción debe situar la atención en el objeto externo, y no en la barrera sensoria ni en la interioridad. Igualmente, cuando estamos dentro la atención debe depositarse en el sujeto interior, generando inicialmente sentido de distancia psicológica entre el observador y el continuo de ausencia de contenidos mentales.