De todos los problemas posibles en la práctica, el dolor es el menos conflictivo. Basta que hagas algo de gimnasia, para evitar el sedentarismo. Si no, practica un poco de hata yoga, ello te ayudará. Si no, monta en bicicleta o realiza algún deporte. Te aconsejo que, al ver la televisión, adoptes la postura allí mientras lo haces; igual si lees un libro. Eso acostumbrará a la musculatura y a tus tendones a soltarse y aguantarás más tiempo en la práctica sin dolor.
Todo lo que experimentas en tu práctica interior es solo el reflejo de tu vida cotidiana. Tiene que ser así, no podría ser de otra manera. Entonces, la respuesta más sencilla para solventar la pregunta de por qué hay dolor es investigar en tu vida cotidiana. Si allí detectas el problema, seguramente tu mente se aquietará en la práctica interior.
Estar atento no cuesta esfuerzo, pero intentar detener la mente sí. Cualquier esfuerzo que realices por evitar pensar es tan solo un pensamiento de esfuerzo; hacerlo repetitivamente acabará por destrozarte. ¿Acaso cuando tomas un vaso de agua haces esfuerzo? ¿Puedes bostezar con esfuerzo? Como verás, en ninguno de los dos ejemplos previos es viable esforzarse. Para practicar meditación interior es igual.
Un componente del malestar de cabeza es la errónea forma en que enfrentas la vida cotidiana. Estás asumiendo un esfuerzo de más cuando enfrentas tu vida. Debes ser consciente de ello y relajar tu musculatura y tu sistema nervioso; de no ser así, intentar meditar será tu pesadilla.