Todo consiste en estar atento al presente que acontece.
Es muy frecuente en las personas que al cerrar los ojos aparezca un comentarista que todo el tiempo narra si un pensamiento va o viene. Esta situación nace del hábito de comentarse a sí mismas los acontecimientos de la vida cotidiana. Cuando a ti mismo te hablas y a ti mismo te respondes, generas una dicotomía de sujetos. Cuando además lo haces como hábito, es decir, a diario, y lo refuerzas innumerables veces, al sentarte a realizar la práctica interior simplemente te haces consciente del condicionamiento adquirido en la vida cotidiana.
Mi consejo es no fomentar más la actividad cotidiana de hablarte y comentarte a la espera de una opinión, sino que tú conscientemente seas quien tome el control cuando preguntas y que sea él mismo, esto es tú, quien responda.
Lo que cansa y enferma el cuerpo es el rozamiento que produce el actuar con tanta carga mental de necesidad, anhelo y metas con las cuales se vive a diario. Desperdiciamos demasiada energía en luchas intestinas y personales, donde la mente se convierte en contrincante de sí misma.
Cuando estás fuera continuamente, tu sistema nervioso reacciona de forma que no existe tensión psicológica, lo que reporta ausencia de estrés en tu organismo. Un niño actúa frecuentemente en Observación Exterior, razón por la cual está horas en actividad sin detenerse un segundo.