El Atman no es una abstracción teórica. El Atman es simplemente una consideración práctica. El Atman es la realidad, lo que somos en esencia: Conciencia, Bienaventuranza, Existencia. Atman es la esencia que existe en el universo entero, que no puede ser apresada a través de ningún proceso dialéctico ni racional.
Es el fluir silencioso que todo lo copa. Es un estado de ser, de silencio, de movimiento, algo que conoce sin que alguien conozca, algo que camina sin que alguien camine, algo que sabe sin que alguien sepa. Es una presencia. Es un estado. Es la capacidad de experimentar la realidad sin hacerlo necesariamente desde una fracción limitada asociada a la historia. Es una percepción libre de historia. Una percepción libre de futuro. Es un acto de cognición puro. Se conoce de esa manera. El acto de cognición es puro.
Cuando la representación de lo percibido no se hace necesariamente desde una condición personalística, ese tipo de cognición, libre de Ahamkara, libre de yoidad, pone de manifiesto una conducta absolutamente inteligente, una conducta absolutamente ordenada del universo, en la que nos damos cuenta de que el universo no necesita de mí para seguir existiendo. No necesita de mí porque yo no le produzco orden al universo. Si produzco yo algo en el universo es desorden. Yo le produzco confusión al universo. Yo le genero entropía. Yo soy un ser profundamente entrópico. El Ahamkara es profundamente entrópico.
El Advaita afirma que existe una modalidad de percepción que es tan limpia, tan carente de sentido yoístico, tan libre del condicionamiento histórico, que a eso que queda, eso que conoce, que es inapresable, que es indescriptible, y que sin embargo, es profundamente inteligente, se le llama Atman. Se dice que eso que está en el individuo, que es el Atman, es similar a lo que está en el universo completamente que se llama Brahman. Entonces se dice Aiam Atma Brahman: “Este Atman es Brahman“.