La condición discriminativa, que opera en tan pocos seres humanos que se pueden contar con los dedos de media mano pero que florecen cada tanto en el firmamento de la existencia humana, permite discriminar con absoluta claridad qué es lo Real y qué es lo ilusorio. Simplemente es ser diestro en una cosa: en reaccionar con los sentidos y la mente ante un presente que acontece a cada momento y no ante sucesos inventados.
Cuando seas capaz de reaccionar continuamente ante el presente que acontece, en vez de reaccionar constantemente al presente inventado, imaginado o fantaseado que sueles vivir, entonces la representación que tienes de los eventos generará una condición mental que te permitirá situarte desde una nueva perspectiva respecto a los objetos que percibes. Cuando permanezcas en el presente, tu relación como conocedor diferenciado de lo percibido terminará, y aparecerá una nueva forma de relación cognitiva denominada No-dualidad.
La obtención del discernimiento metafísico implica educar al sistema (mente, prana y cuerpo) a estar atento exclusivamente al presente y reaccionar sólo ante él. La atención dispuesta en el presente no requiere ser mantenida con esfuerzo, puesto que es presente; requiere que tu mente jamás se distraiga de lo que tiene que hacer.
Ante los diversos episodios de la vida cotidiana, por ejemplo, el hecho de estar en el acto de conducir, se requiere estar pendiente y atento a la acción en vez de estar recordando cualquier evento inexistente en ese momento. Cuando camines, hazlo contemplando lo que te rodea y no recordando cosas que en ese momento no son parte del panorama. Y ante la locura del sentimiento, las caricias o la pasión, prefiere ese instante y no el recordar lo que hubieras querido que ocurriera y nunca fue… ¿entiendes? Lo que se te pide es que el sistema sea capaz de posarse una y otra vez en los eventos que acontecen y reaccionar exclusivamente ante ellos. Entiende: no se pide que no reacciones ante la vida, al contrario, debes seguir y realizar una a una tus responsabilidades, desde la simpleza de tender tu cama hasta el compromiso de dar lo mejor de ti en tu trabajo y ante los que te quieren.