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Diálogo con Sesha sobre el duelo y la tristeza

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Estudiante: Antes hablabas de la naturaleza de los objetos ideales en el mundo interno. Pongamos, por ejemplo, el caso de una persona triste, que sufre y que está plenamente concentrada en su dolor. En esas circunstancias ¿se puede estar concentrada en las emociones o en la felicidad? ¿No tendrá esta persona excesiva concentración en sus emociones?

Sesha: Lo que pasa es que en este caso la palabra Concentración está mal usada. Es como cuando se dice “voy a meditar la decisión con la almohada”. Aquí la palabra meditación sugiere una acepción diferente al concepto de Meditación que usamos nosotros.

Una persona con tristeza está sumida en su tristeza. Su respuesta es unidireccional porque implica que haya un sujeto que se siente exclusivamente triste. Es decir, su respuesta psicológica se mantiene bajo los cauces en donde ella se manifiesta como tristeza.

Pero en este caso, el concepto de Concentración no se puede usar.

Cuando hay Concentración tienes dos opciones:

1.- Si es interna, la sensación de tristeza desaparece y solo hay vacuidad.

2.- Si es externa, se está en el Presente.

¿Ustedes han visto a una persona que esté Concentrada y en ausencia de sentido protagónico, que esté triste al mismo tiempo?

Cuando alguien está en Concentración, debido a la desidentificación que existe con los objetos mentales, es imposible que esté triste.

Por ejemplo, en mi mundo emocional, no sé capturar la tristeza. No sé qué es la tristeza y no sé qué hay que hacer para sentirla; porque es como una sombra que, cuando intento capturarla, la ilumino con una linterna y desaparece.

Si no hay sentido protagónico, no hay posibilidad de identificarse con la tristeza. Si te Concentras vas en la dirección correcta porque todo lo que no es válido ni relevante desaparece.

En la concentración perderás cosas, pero ganarás otras; porque quien las gana no eres tú, sino el Presente.

Estudiante: Pero el sentimiento sí puede traerte al Presente, ¿no? Quiero decir, a veces el Presente sugiere ciertas vivencias. Por ejemplo, cuando muere un ser querido aparece el dolor…

Sesha: Lo que creo es que un sujeto que sufre tiene que entrenarse en dejar de hacerlo y eso implica, por ejemplo, seguir un luto. Es decir, si hay un conflicto y te ves supeditada a él, una de las formas de poder subsistir como individuo es aprender a gestionarlo. Esto sería hacer un duelo.

El duelo es un proceso que enseña a sostenerse en el dolor y lo que permite es que aprendas de él gracias a darle características, a ponerles límite a las cosas, etc.; pero aprendes tú como sujeto.

Cuando hay Concentración el sentido de identificación cesa y el duelo, como algo que hace “alguien”, también cesa.

Estudiante: Pero también aprende alguien que no soy “yo”.

Sesha: Aprende eso que sabe.

Estudiante: O sea, quien está en un duelo ¿siempre es un “yo”?

Sesha: Sí, claro. Alguien tiene que identificarse con aquello que siente para que pueda sentirse dolido.

Estudiante: Pero, por ejemplo, hay exaltaciones que no poseen “yo”.

Sesha: Así es. Pero la exaltación que siente un “yo” es diferente a la que siente un “no-yo”.

Estudiante: Y en un duelo entonces, ¿no pueden ser lo mismo?

Sesha: No. Para que el duelo exista, requiere que haya movimiento mental.
Basta que percibas coherentemente una fracción desordenada de la mente para que ella se erija de una manera correcta.

La identificación no puede co-existir con la no-identificación. Si no hay una identificación de base, el duelo o la alegría, tal como las siente el “yo”, dejan de existir.

Por ejemplo, en mi mundo no siento ni alegría ni tristeza. Lo que siento es otra cosa. Es difícil de explicar. Es como si no me diera cuenta de que el sentir es mío; es estar bien sin estar “yo” bien. Es como la alegría del deber cumplido; o como una exaltación y una satisfacción que no me pertenecen, que simplemente brotan.

Este es el único tipo de sentimientos que permitían los Estoicos: el sentimiento del deber cumplido, delDharma, de haber hecho lo que debía hacerse. Es decir, todos aquellos sentimientos que van más allá de la alegría y del dolor, y que impiden que se exprese el sentimiento personalístico. Este tipo de exaltación, cuya forma va más allá de mi definición mental, no se pueda apropiar; es algo que subsiste conmigo y que flota en mí sin que sea yo quien la detecte.

Ante la ausencia de sentido protagónico puede haber aceptación del dolor y aprendizaje; pero lo que no podemos pretender es que un conflicto del sujeto se traslade a una zona sin conflicto, como es la Concentración. El perceptor de la Concentración no alcanza a perturbarse por los conflictos del sujeto simplemente porque los conflictos no persisten en su estado.