Para cuando la atención gira sobre sí misma, dando cabida al atestiguamiento del sujeto mismo, las sensaciones físicas con seguridad estarán casi difuminadas. El universo externo será imperceptible y más todavía en la medida que la Concentración profundice.
El practicante no notará su cuerpo físico, aunque tampoco sabrá si vuela o si se encuentra la columna torcida o la cabeza gacha. Sumergido en un silencio insondable advertirá por momentos la extrañeza de la experiencia cuando la piensa, para al instante siguiente dejar de pensar y recobrar nuevamente el estado de Concentración. Estará totalmente aislado del mundo externo, a tal punto que ello puede producir algo de temor, razón que puede llegar a inducir nuevamente pensamientos incontrolados.
En la Concentración Interior se es testigo de la ausencia de toda frontera. La mente será como el espacio que todo lo interpenetra y nada lo limita.
Imagina que haces un inmenso esfuerzo físico, casi al límite de la resistencia de tu organismo. Finalmente te detienes y cierras los ojos. No dirijas ahora tu atención a la respiración o al cuerpo, quédate afianzado dentro de ti. El cansancio te llevará a no pensar en nada. No tendrás el más mínimo deseo de pensar siquiera en ti mismo. Serás solo testigo de una inmensidad que lo abarca todo; algo así es cercano a la No-dualidad, evento propio del estado de Concentración.
Completamente ilimitado, sin frontera alguna, la mente se difunde en la inmensidad del mundo interior, dando pie a la experiencia de la infinitud. Ahora el universo no tiene partes, la realidad no posee categoría alguna, se es libre de todo, incluso de desear ser libre.