Estudiante: ¿Cómo es posible sostenerse en la vida cotidiana sin hábitos?
Sesha: Cuando hablamos de vivir sin hábitos hablamos de no estar condicionado por ellos, en el sentido de desarrollar una vida sin identificación con los actos que se realizan. No estar condicionado por los hábitos no implica caer en una especie de letargo vital, al contrario, otorga una circunstancia de vida más plena y más eficiente incluso en lo concerniente a los órdenes prácticos.
La tradición oriental, en este sentido, estipuló una especie de protocolo vital en el que se planteaba una sucesión de etapas a lo largo de la vida. Este protocolo, respetando las diversas fases que un ser humano de forma natural tiende a atravesar en su periplo, comienza con la etapa denominada brahmacharya, en la que se aprovecha la tendencia inicial natural de los niños y los jóvenes por la curiosidad, por el aprendizaje, para instruirles en diversos aspectos referentes a la comprensión del mundo. Posteriormente, pertrechados con ese bagaje, se les aboca a internarse en ese mundo asumiendo diferentes compromisos y responsabilidades: fundar una familia, criar y educar a los hijos, desarrollar algún tipo de actividad profesional, cultivar relaciones sociales, amigos, etcétera. A esta etapa se la llama grihastra. Posteriormente, como tercera etapa, se llega a la de vanaprastha en la que, habiendo ya adquirido una comprensión suficiente de las experiencias mundanas, se da un inicial proceso de aislamiento en el que, en compañía únicamente de los más allegados o de la pareja, la persona se retira a un paraje alejado para comenzar a vivir cada vez con menos carga de compromisos y cada vez más acompañado de su propia claridad de comprensión. Finalmente, se accede a la cuarta y última etapa, en la que ese individuo alcanza la categoría de sanyasin, renunciante, donde el aislamiento ya es total y la ausencia de responsabilidades sociales es completa.
Esto es lo que la tradición oriental, desde una perspectiva ortodoxa, plantea como proyecto de vida tendente a que la persona, después de un aprendizaje y una experiencia en consonancia con las tendencias que aparecen en el ser humano de forma natural a lo largo de su vida, culmine esta siendo libre. Esto es, libre de identificación con todo el cúmulo de circunstancias con las que habitualmente interactuamos, para que finalmente se establezca en lo que se denomina “Recta Acción” o dharma. Dharma se refiere a la acción ejecutada sin sentido de identificación ni apetencia de fruto y, desde ahí, renunciar incluso a la misma acción, en su condición final de sanyasin.