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“Dentro”

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Cuando tu atención se proyecta a los objetos internos, a los pensamientos, te encuentras “dentro”. Para estar dentro es necesario trasladarse a la zona del propio observador, y para lograrlo necesariamente los cinco sentidos deben desconectarse. El mundo interior emerge con la inmensa actividad que en él reside cuando se advierte la desconexión sensoria. Mientras los sentidos estén conectados se está fuera; cuando se desconectan y la atención se deposita en lo interior entonces nos situamos inmediatamente dentro.

Intenta colocar tu cuerpo en una posición cómoda que te permita estar alrededor de unos quince minutos sin que aparezcan molestias físicas. Dirige la atención a la espera de pensamientos. Inicialmente, y debido al hábito de experimentar sensoriamente el mundo externo, irás de dentro a fuera intermitentemente. Pasarás de pensamientos y emociones a los molestos ruidos externos o al juego de luces y sombras que se traslucen a través de los párpados. Cíclicamente pasarás de un sentido externo a otro. A medida que pasan los minutos, las sensaciones externas momentáneamente desaparecerán, y ante la pérdida del mundo externo los pensamientos que hacen parte del mundo interno empezarán a aparecer más intensos. Vagarás de fuera hacia dentro y viceversa sin control alguno. Sin embargo, si logras adoptar la actitud correcta interior y posas tu atención sin esfuerzo en el mundo interior a la espera de la aparición de pensamientos, podrás notar una cierta distancia y un tipo de aquietamiento mental especial. Dicho aquietamiento es el resultado de posar la atención preeminentemente en saber que observas y no en sumergirte e identificarte con los pensamientos que nacen en tu interior.