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Cuando te enfrentas a tu práctica interior

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Sesha: Dime, ¿cómo va tu práctica? ¿Cuál es la estrategia que utilizas cuando te enfrentas a tu práctica interior?

Estudiante: Cuando cierro los ojos y me introduzco en mi interior, casi siempre encuentro silencio. En caso de que aparezcan pensamientos intento verlos como simples objetos, entonces ellos se van, desaparecen y la mente queda nuevamente calma. Cuando vuelven, rebotan una y otra vez ante esa misma actitud, siempre de calma y silencio interior, que se mantiene.

Sesha: ¿Siempre estás así, en ese proceso calmo que lleva a más quietud?

Estudiante: No, no siempre; a veces es imposible estar atenta y los pensamientos discurren sin ningún orden; sin embargo, desde hace ya un tiempo hay más calma que movimiento.

Sesha: ¿Qué hace que estés o permanezcas allí en calma? ¿Es aleatorio?

Estudiante: No, no lo creo. Siempre he tenido problemas con el esfuerzo. Con el tiempo averigüé que dicho esfuerzo sobra cuando aparecen los pensamientos. Por ejemplo, el esfuerzo de querer que se vayan o el de permanecer en silencio. He aprendido, he tomado conciencia de que hay muchos vicios en mi percepción que sobran.

Sesha: Y, evidentemente, esta comprensión sobre la innecesaria condición del esfuerzo no la tenías antes, apareció hace poco tiempo.

Estudiante: Sí. No podía distinguir claramente que realizaba un esfuerzo y que era este esfuerzo el que agitaba mi mente.

Sesha: Esa evidencia te generó no-duda, es decir, comprensión.

Estudiante: Sí, la no-duda o aprendizaje es que nos falta certeza con respecto a la percepción.

Sesha: Es como si el esfuerzo mental se envolviese en forma de duda.

Estudiante: Sí. En el fondo es falta de claridad respecto a cualquier tópico de la realidad. Quieres evitarla, pero es inevitable; cuando sabes y conoces, entonces todo es contundente, toda duda desaparece.

Sesha: Sí, a esa contundencia la llamamos acto de comprensión, pues cesa toda duda y se instaura el momentáneo saber. El estado de esfuerzo mental que solemos utilizar inicialmente suele ser algo natural, pues así pareciera que controlamos nuestro mundo interior; sin embargo, el esfuerzo a largo plazo se hace insostenible.