La respuesta a la pregunta es sencilla, el infinito verdaderamente real de todos los que potencialmente existen asociados a cualquier percepción, es aquel que se detecta cuando el tiempo psicológico del individuo coincide con el tiempo físico del evento. Cuando la respuesta mental del individuo no concuerda con el evento en tiempo cero, es decir, con el presente que se está sucediendo, entonces el constructo mental es irreal.
Todos los infinitos universos de información son existentes pues cualquier fracción del infinito también en infinita. Sin embargo el término Real, debe adosarse exclusivamente al infinito en donde hay concordancia entre el instante que acontece y la interpretación mental referida a ese acontecimiento. Solo cuando existe continuidad en esta forma de percepción, y solamente cuando se presenta simultáneamente la integración del tiempo físico y el psicológico, entonces el universo percibido es real.
Podemos plantear también de igual forma, que toda percepción está conformada por un universo de infinitas informaciones. Pero el fraccionamiento del infinito en otros infinitos nace cuando el perceptor altera la cognición mediante la inclusión de su conciencia personal asociándola a un acto de voluntad. Cuando en el universo conocido prima el deseo y la voluntad del perceptor como causa y respuesta a un evento cualquiera que acontece, entonces lo percibido es irreal. La presencia del yo como causa de la cognición es la verdadera falacia. Cuando la información de la presencia egoica se asume como génesis del proceso cognitivo y predomina sobre la información restante, entonces el infinito real se fracciona en otro infinito irreal. Por esta razón, cualquier evento conocido en el mundo dual es irreal, pues allí el conocedor y lo conocido priman cognitivamente sobre las restantes cualidades del universo conocido.