El reconocimiento de la Concentración Interior es muy claro, siempre y cuando logres mantenerlo lo suficiente para que se afiance un poco. De no tener aún inercia, el estado fácilmente se deslizará a la Observación Interior o a cualquier otro estado mentalmente más caótico.
La característica más palpable de la Concentración es la no-localización en un punto o en una zona del campo de cognición interior. Lo que conoce está en todas partes; dicha situación es tan abrumadoramente diferente que marca un antes y un después a toda cognición realizada. Pero si no es estable, fácilmente aparecerá alternativamente el vacío de pensamientos asociado a un sujeto atrás, es decir, pasas de Concentración a Observación Interior de manera cíclica. Por ello, suele pasar mucho tiempo antes de lograr el perfecto equilibrio interior que lleva a una experiencia netamente no-dual estable.
Cuando logres la inercia suficiente que otorga permanecer en Concentración, el gozo del testigo situado en todas partes será único. Cuando regreses a tu mente diferenciada recordarás lo que pasó, pero no podrás encontrar palabras para definir con claridad lo ocurrido, pues el idioma no es capaz de acercarse mínimamente al rasgo no-dual de la experiencia suscitada.