Cualquier persona ocupa su tiempo en aquellas cosas que le interesan. Si ves la práctica meditativa como un pasatiempo, seguramente tu interés decaerá rápidamente.
El mayor problema que los estudiantes tienen es que su inicio de práctica no lleva rápidamente a la obtención de los “grandes estados interiores” que se presupone pueden ser adquiridos. El cansancio de ver cómo día a día la mente está cada vez más inquieta y que el esfuerzo no es suficiente para ralentizarla hace que muchos aprecien a la mente como un enemigo invencible.
Debes convertir la práctica no en disciplina sino en investigación. Escudriñar la mente llega a ser idéntico a leer un nuevo libro. No busques la meta, pues si lo haces decaerá tu interés y acabarás sin ánimo. Incluso aprende a burlarte de tu impotencia, y cuando salgas de la práctica esboza una sonrisa y di: “Hoy tampoco pude hacer mucho”.
No es necesario que hagas la práctica interna a diario; puedes, eso sí, aprovechar las circunstancias de la vida y posar más tiempo tu atención en los objetos externos para afianzarte en la práctica externa.
En la medida que estés correctamente situado en los objetos externos, notarás la tendencia a promover una práctica meditativa interna más coherente. Debes retirar la duda de tu mente para profundizar en tu interior, y para ello debes practicar con cierta asiduidad, pues de no ser así no encontrarás en ti las respuestas que originan tu inquietud.