Los hábitos pueden ser definidos en función de su progresivo grado de permanencia.
Vritti
La más simple y elemental forma de respuesta mental ante un evento cualquiera se llama vritti. Constituye una respuesta mental completamente solitaria ante un suceso determinado. Un vritti es lo que llamaríamos “un pensamiento”; es algo similar a la aparición de una única ola en un lago en calma. Es un movimiento de la mente, una respuesta mental específica que puede expresarse en forma de pensamiento, emoción, sentimiento o pasión. Conforma una respuesta natural e inmediata ante una circunstancia conocida o desconocida. Un >vritti, en sí mismo, no es un hábito pero, al hilo de lo apuntado anteriormente, puede derivar en hábito por vía de refuerzo o repetición.
Sankalpa
Tenemos, a continuación, una forma más estructurada de respuesta mental a la que llamaremos “sankalpa”. Supongamos que nos gusta escalar. Nos hemos fijado en una montaña y, después de ascenderla varias veces, sabemos dónde colocar las manos, los pies, en definitiva cómo reaccionar de manera organizada. Llega el momento donde se configura una forma más articulada y precisa a la hora de reaccionar ante un evento, en este caso escalar la montaña. Sankalpa nace en la medida en que planteamos una estructura mental que supone un proceso más complejo y se asimilaría a lo que comúnmente se entiende como “razonar”, mientras que un vritti es simplemente una reacción espontánea, un simple pensamiento. En el ejemplo que estamos usando, sankalpa se asemejaría a organizar la trayectoria por la que tenemos que ir paso a paso hasta alcanzar la cumbre.
Vasana
Continuando con el ejemplo de la montaña, hay un tercer nivel de respuesta mental que surge como reacción a una actividad cualquiera; le llamaremos “vasana”. Este sería el tipo de respuesta que se da cuando ya conocemos tanto la montaña que la ascensión se da de modo “automático”; con solo un atisbo somos capaces de escalar sin pensar absolutamente en nada. En otro ejemplo que puede resultarnos incluso más cercano, se asemejaría a la destreza con la que se desenvuelve un conductor veterano: no necesita pensar en los pedales, el cambio de marchas o el volante para desenvolverse en curvas, subidas, bajadas o en cualquier otra circunstancia que deba afrontar en su conducción. Dentro del ejemplo, y en modo de aclaración, diríamos que pensar sobre algún aspecto del conducir es sankalpa, y que la reacción espontánea de frenar ante un imprevisto sería un vritti.
Samskara
Como cuarto y último nivel de respuesta mental tenemos el samskara. Volviendo al ejemplo de la montaña, samskara es una tendencia tan acusada, una forma de reacción tan fuerte, tan enraizada que una persona puede, incluso tras un ciclo de encarnar y desencarnar, acercarse a una montaña y sentir que algo la empuja a escalarla. Samskara implica una cierta destreza, un don natural que se expresa a la hora de reaccionar ante el particular evento. Sin saber cómo, al individuo escalar lo llama, lo atrapa. De forma natural y con muy poco aprendizaje es capaz de adquirir la eficiencia suma en el ejercicio de subir y escalar cualquier cumbre. En otros casos el samskara se manifiesta, por ejemplo, como la presencia del don para convertir la música en virtuosismo; asimismo, un samskara produce la presencia de enfermedades genéticas propias de un sistema o de un grupo humano. El término samskara hace referencia a consideraciones más generales y profundas.