En Occidente se usa la fisiología para entender la funcionalidad de la estructura anatómica. Solo entendiendo las funciones corporales podemos predecir las leyes que controlan su funcionamiento y de esa forma establecer ciencia. La tradición oriental posee también la fisiología sutil, de la que evidentemente hay poca información, razón por la cual es difícil de entender.
Palabras como meridianos, chakras, nadis y demás términos son la mayoría de las veces difíciles de entender para quien no tenga una noción clara del funcionamiento de los cuerpos sutiles. Existen chakras pránicos, mentales y cognitivos.
Los chakras pránicos son aquellos situados en el cuerpo energético o pránico, cuya sustancia es sutil. La energía pránica es distinguida por personas con cierta sensibilidad del sistema nervioso, y específicamente de sus contrapartes oculares, como una luz entre blanca y azulada que se observa alrededor del cuerpo. Dicho cuerpo pránico envuelve al cuerpo físico y posee exactamente los mismos órganos que él, razón por la cual también lo llaman «doble etérico».
De igual manera, los chakras mentales conforman una estructura aún más sutil que la pránica, y su funcionamiento educe lo que coloquialmente se llama «el aura». Así como el cuerpo físico posee una representación termográfica, el aura muestra una expresión de colores diversos que suelen cambiar alrededor de una base con tinte más estable.
Los chakras cognitivos casi no están aún desarrollados en la estructura humana, razón por la cual las funciones superiores mentales son todavía tan básicas.
Los chakras vitales o pránicos absorben la energía vital procedente de las moléculas de oxígeno a través del alimento o la respiración, o en caso contrario, absorben la energía lumínica que llega directamente del sol. Esta energía transformada por los chakras e impulsada a través del sistema nervioso se convierte en la energía que mantiene integradas las funciones celulares y evita la muerte, es decir, la descomposición molecular de la materia del cuerpo físico en estructuras más primarias.
Usar como práctica meditativa una actividad cuya función es el transporte de energía y la base de la vida no puede llevarte a una experiencia No-dual, cuya esencia práctica es netamente cognitiva. Si lo deseas, puedes pretender usar dicha energía para sanarte a ti o a otra persona, pero de aquí a implantar una estructura meditativa es imposible. Dicha ayuda no es meditar, es ayudar a los demás. En dicha ayuda va intrínseco tu interés, tus metas y la alegría de poder ser canal de la curación. Nada de ello es importante en la meditación. Es un tipo de práctica cuyo fin no es la búsqueda del Ser, sino la ayuda humanitaria.