Estudiante: Cuando hago práctica meditativa suelo llevar la atención al entrecejo en un primer momento, y posteriormente, queriendo llevar la atención hacia adentro, caigo en una especie de semiinconsciencia y, de golpe, se abre la atención y la vista descansa como en una amplitud espacial de oscuridad. Esto me ha sucedido muchas veces pero nunca provocándolo. ¿Es esto correcto?
Sesha: Efectivamente, es correcto que la atención se vuelque en el interior y los contenidos mentales cesen. Intenta, cuando ocurra, buscar suavemente al propio perceptor del vacío.
Estudiante: Puedo integrar, con más o menos dificultad, los aconteceres de mi vida cotidiana, también «hacer» con la atención en la acción, pero cuando me relajo, cuando me acerco al sueño y «abandono» eso que yo llamo mi vida, aparece una reacción de alerta, como si me fuera a morir o caer en un abismo, y es de tal intensidad y magnitud que no consigo «verla»; literalmente me arrasa sin que pueda hacer nada. Daría mi vida entera por comprender qué hay ahí…
Sesha: La experiencia que vives está en correspondencia con el nivel de atención cotidiana que denotas continuamente en tu práctica.
El sentido de inmenso vacío y su consecuente caída hacia él es el resultado de tu cotidiana atención presencial; es un síntoma de que tu búsqueda va en buen camino. Dicho abismo suele presentarse muchas veces a todos los estudiantes; yo mismo pasé por esa experiencia en múltiples ocasiones.
No debes temer tu disolución, aunque ella acontezca, pues en definitiva será el mecanismo del encuentro con lo metafísico, con los estados profundos no-duales.