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Antakarana y ahamkara

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La mente, como ente global y genérico suele denominarse en sánscrito antakarana o vehículo interno. Se la denomina así a causa de que se la considera como una actividad más en la cognición, pero no como la causa real de la cognición. Es decir, la mente es un instrumento interno a los sentidos físicos cuya función es detectar, fijar y usar información para posteriormente  emitir juicios.

Ahamkara es la parte de la mente que asume sentido de apropiación en la cognición. Cuando ahamkara actúa en la mente —pues puede no estar presente esta función en la actividad mental, tal como acontece en los sueños y en los estados superiores de percepción— todo pensamiento se relaciona causalmente con la consecuencia del acto interpretado, de tal forma que se gesta un encadenamiento kármico. Hay estados de conciencia donde no hay actividad de ahamkara, gracias a lo cual la experiencia allí realizada no imprime sentido de causalidad y, por lo tanto, no hay presencia kármica. También ahamkara implica el mínimo fraccionamiento posible en la mente, la mínima disección limitativa de la mente: no es posible pensar en algo más pequeño que en “yo”, ni en mitades o fracciones de “yo”. Al igual que ocurre con los cuantos en la mecánica cuántica, ahamkara es la mínima actividad ideal que la mente puede detectar. Por lo tanto, cualquier constructo egoico es múltiplo de esta función primaria de la mente.