Intenta por un momento analizar la propia experiencia de la Intuición. Sería fácil hacerlo si el instante donde ocurre fuera más extenso.
Desafortunadamente el brillo intuitivo emerge rápidamente y de igual forma desaparece; es tan terriblemente intenso como fugaz. De poder estudiar dicho instante notaríamos que la información intuida proviene de los lejanos entornos del Complemento del Campo. Advertiríamos además que no existe un testigo diferenciado mientras brilla su conocimiento. ¿Qué decir del entorno de tiempo y espacio que generalmente enmarca todo suceso? Pues notaríamos su desaparición. La magia producida por un saber sin tiempo y carente de localización, cuya naturaleza fuera permanente, se convertiría en un paradigma cognitivo prácticamente inexplicable, pero pleno de un Saber jamás conocido.
La mente de un Iluminado puede expresarse fácilmente como la continuidad mental que ofrecería un instante intuitivo que aparece y, sin desvanecerse, alumbra la cotidianidad. Manifiesta la continua eclosión de un Saber y un Sentir que no detectan fronteras, por lo que es reconocido solamente por un Testigo que tampoco las tiene: el Âtman.
El Âtman, como testigo de la Meditación, interpenetra la Conciencia Ilimitada y No-dual, que a su vez interpenetra la mente colectiva que en su estructura incluye la propia mente individual. Así, el Âtman se convierte en Conocedor de múltiples Campos o de todos los Campos de Cognición.
*Foto http://Foto de Erik Karits: https://www.pexels.com/es-es/foto/29909340/