Debe entenderse la diferencia entre realizar la acción por identificación con ella y realizarla por sí misma. El desarrollo del acto realizado desde esta última perspectiva se denomina en el Advaita “recta acción”, karma yoga o dharma.
Realizar la acción sin que exista la intromisión de la actividad egoica es la base de la “acción recta”. Este tipo de acción no es frecuente en el ser humano. La cultura en general enseña y enaltece la competitividad y el egoísmo, razón por la cual no se plantea realizar la acción por la acción sino por su resultado.
Usted intenta encontrar aquí, en alguna medida, la solución a sus conflictos metafísicos. ¿Nota cómo su actuar está intrínsecamente relacionado con la consecuencia del acto mismo? O sea, ¡el hecho de estar aquí está teñido del anhelo de dar solución a sus propias necesidades!
Esa es la actitud normal del ser humano: realizar la acción por la consecuencia que ella genera. Esa manera de actuar lo lleva a buscar qué tipo de acción induce a su provecho un mejor futuro. Suponer que algún tipo especial de acción puede instaurar la futura felicidad es un completo engaño.
Sin embargo, no solamente se actúa a la espera del resultado que de la acción deviene, sino que también se la realiza como mecanismo de auto-sostén de la misma personalidad. Afirmar que “yo” actúo implica afianzar el sentido individual y, por ende, dar realidad a todos los estados mentales sobre los que se apoya la egoencia.
Diferente a estas dos causas del acontecer común del ser humano está el hecho de actuar sin identificar la acción con el fruto que de ella se espera y sin inducir sensación de “hacedor” en quien la realiza.