A medida que el estado de Observación se profundiza, es más fácil notar cómo cada Objeto mental situado a la distancia se disuelve finalmente en la masa no diferenciada, homogénea, amorfa e ilimitada que aparece como único elemento de cognición del Exín. El único contenido real que debe ser evidenciado desde entonces es el acto mismo de ser Exín; el Objeto evidenciado debe ser rechazado. El Exín es conciencia que conoce “algo” externo a él mismo sin interpretarlo mentalmente.
Cuando el Exín, mediante la correcta práctica interior, permanece exclusivamente evidente de sí mismo, se diluye en el nuevo estado de conciencia denominado Concentración. Allí, el Exín, como identidad del estado de Observación, da paso a la nueva identidad de Sujeto–Objeto simultánea y no diferenciada, base de la cognición de la Concentración.
El resultado es la apreciación de ausencia de yoidad. Ausencia de causalidad (Karma) mientras perdura el estado. El mundo exterior no se percibe, pues la frontera escogida como campo de cognición forma parte del mundo interno. El sentido de pertenencia y el gusto por el resultado de la acción no existen mientras el estado se hace presente. El único contenido estable que perdura en el estado está asociado al acto de ser testigo de la cognición. Suele ser un estado momentáneo, razón por la cual cuesta diferenciar los estados de Pensamiento y Observación.