No existe un ente dual más cercano que otro, desde el cual sea más fácil contactar con la No-dualidad.
La salida a la perenne dualidad que ofrece la acción no se logra gracias a la postura moral con que se realice la acción, y menos aún enmarcando la acción en cercanía a lo virtuoso. La única salida es mediante el Recto Conocimiento. Pero no el conocimiento intelectivo, no; es mediante el Discernimiento metafísico1, el Saber Superior, el Conocimiento de Sí mismo. Ha de conocerse “quién” realmente conoce; debe ser hallado el perceptor final de todo conocimiento. Sumergirse en el ilimitado océano del Saber No-dual es bálsamo que cura el dolor de vivir sin saber por qué se vive.
Por esta razón, no existe una modalidad de acción más perfecta que sirva de trampolín de acceso a la No-dualidad.
La No-dualidad no es producto de un tipo de acción; tampoco es su negación. La No-dualidad no posee causa aparente ni génesis alguna. Por ello, el acceso a la naturaleza No-dual jamás podrá ser por una vía dual. La No-dualidad se conoce a Sí misma, Es en Sí misma, se gratifica por Sí misma. No posee atributo alguno y, por ende, posee todos los atributos. Es Una-sin-segundo, Ilimitada, Absoluta e Infinita. Quien la percibe se percibe y es perceptor final de todo conocimiento.
“Está fuera y dentro de todos los seres; a un tiempo es inmóvil y moviente; por Su tenuidad es imperceptible y a la par se halla próximo y lejano.”
1 En sánscrito, Viveka“Aunque indiviso, entre todos los seres está distribuido AQUEL que es el sostenedor de todos los seres. Él los engendra y Él los absorbe”
Bhagavad Gita, XIII, 15 y 16. Annie Bessant, editorial Hastinapura, Buenos Aires, 1987